Eliezer Luna

 

Nos encontramos con Eliezer un viernes de abril en la tarde, en una de esas en las que el clima de Bogotá nos lo permitió, ni demasiado sol que nos abrumara, ni de esas lluvias con granizo en las que salir no es una opción. La cita fue en el Parque de la 93, cerca de dónde trabaja Eliezer, nos pareció que el lugar más adecuado era sentarnos en el pasto, no en cafés o bares dónde no nos pudiéramos escuchar, y, sobre todo, dónde Eliezer se sintiera más cómodo un viernes a las 6 de la tarde en Bogotá, para contarnos un poco de su historia, y nosotros para escucharla.

Eliezer llegó a Colombia hace siete años, cuando tenía tan solo 20, y aunque su padre es colombiano y su cédula indica su doble nacionalidad, con firmeza y orgullo siempre menciona que es venezolano, de Maracaibo, Estado Zulia. Lo primero que nos cuenta, con mucha tranquilidad, es que desde hace aproximadamente unos ocho meses trabaja como operador de bodegas en una empresa, cerca de dónde nos encontrábamos, que le ha permitido tener esa estabilidad laboral, cosa que no siempre ha sido así. Pues, como muchos otros provenientes de Venezuela, e incluso colombianos, Eliezer debía pensar en el “día a día”, cómo mantenerse, cómo enviarle dinero a su familia…por lo que el trabajo informal, mientras estaba a la espera de sus documentos, parecía la mejor opción “Antes de no tener mi cédula colombiana, porque soy colombo-venezolano, me tocaban trabajos informales…por ejemplo vender café. Una vez estuve en una granja y había un matadero, tocaba matar gallinas, pollos, cerdos…tocaba ayudar. Yo realmente no sé hacer todo eso, pero sí me ganaba el día haciendo esas cosas.”

Ya pasado el atardecer bogotano, y adentrándonos un poco más en nuestra conversación, con esa seguridad y determinación que empecé a notar en las palabras de Eliezer, le preguntamos sobre cómo se siente tener esa doble nacionalidad, qué opina del país en el que ha estado durante más de siete años. Sin dudarlo, lo primero que nos dice es que ama Colombia, que el país le ha abierto las puertas inmensamente y que no ha tenido dificultades en compaginar con gente colombiana, cosa que no me extraña, pues al terminar la grabación, sin ningún problema nos fuimos a caminar para seguir hablando, mientras él se esforzaba por explicarme lo que era una cachapa (una arepa chorreada) y un tumbarrancho (una arepa frita rellena).

Pero claro, me atrevo a decir que como a la mayoría de los que alguna vez han estado fuera de su país, o hemos estado lejos de las personas que amamos, con anhelo en sus ojos Eliezer también nos contó que no ve a su familia hace más de cuatro años. Recuerda la fecha exacta, 7 y 8 de diciembre de 2018: “Hace cuatro años que no veo a mi familia, es un poco triste tener a la familia lejos, con ganas de saber de ellos, abrazarlos y cosas así…Me encontré con ellos el 7 y 8 de diciembre, ese fue el último día que vi a mi mamá”. Pronto, ese anhelo se transformó en felicidad al añadir que finalmente irá a visitarlos “He ahorrado estos años y quiero viajar ya a Venezuela a verla…ya le dije a mi mamá y está super contentísima. Sé que voy a pasar pocos días con ella porque tengo mi trabajo aquí en Colombia y hay que ser responsable, pero sí estoy bastante alegre solamente de saber que voy a viajar. Quiero que se sientan orgullosos de que estoy haciendo las cosas bien, que me vean bien, que para una madre es algo muy importante”.

Sin revelar muchos detalles al respecto, para motivarlos a escuchar directamente la historia de Eliezer desde su voz, él nos mencionó que en estos siete años afortunadamente ha notado mucho compañerismo con nosotros los colombianos, sin embargo, bastó un único episodio hasta el momento, para que Eliezer se sintiera incómodo: “Recibí un comentario en una entidad de salud, fui a hacerme un examen porque estaba mal, y la chica de atención al público no tuvo la delicadeza de atenderme bien…le digo estoy enfermo y estoy mal, vengo por una cita no programada, y ella sin pelos en la lengua me dijo “Vete para tu país”. Lloré, porque desde hace siete años, que una persona me trata así.. yo me imaginé a todos los que han tenido ese tipo de problemas, vendedores informales que los sacan, que los tratan mal…”. Aunque él dice que ya pasó página, es importante visibilizar este tipo de escenarios y/o comentarios, y dejar claro, que esto no puede seguir pasando, ni aquí ni en otras partes del mundo, y mucho menos cuando también se está vulnerando un derecho fundamental como lo es la salud.

“Que piensen un momento en tener la familia lejos, que tengan un poquito de idea qué es migrar, porque migrar es fuerte, es para alguien que de verdad lo necesita, uno no migra porque quiere pasear, visitar o quiere conocer, uno migra es para mandarle a la mamá o al papá, uno migra por necesidad”. Pasadas las siete y media de la noche me despido de Eliezer, agradeciéndole por contarnos un poco su historia, y él, por permitirnos contarla a través de este proyecto. Esperamos que Eliezer pronto esté junto a su mamá comiéndose un buen tumbarrancho.

-Isabella Otero

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